El Sr. Juez Pedráz en un alarde
inusitado y flamígero ha redactado un Auto Judiacial en el que comenta, muy
personalmente, el archivo de la causa de los detenidos en la manifestación del
25S.
Comprendo que el sentir político
del Sr Pedráz esté cercano a los convocantes y participantes en dicha
manifestación, hasta puedo llegar a entender su animadversión a determinadas
cosas, personas o colectivos. Es normal. Como persona puede tener sus filias y
sus fobias.
Lo que no puedo entender es que,
en su trabajo cono Juez, se permita hacer juicios de valor, simpatía o antipatía
con quienes ni han sido acusados ni, por consiguiente, juzgados.
Él, como empleado estatal que es,
debe ser completamente aséptico e imparcial en las Autos que redacte. No puede
hacer política con ellos ni mostrar su simpatía o discrepancia con unos hechos
concretos o ciudadanos.
Discutible puede ser su decisión
del archivo de la causa ya que, con solo mirar los vídeos (enteros, no solo la
parte que interese) de aquella manifestación, o haber comprobado los que en medios
distintos a los oficiales se realizaron, para observar que , si no hubiese
sido por la magnífica actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado, los
manifestantes podrían haber llegado al Congreso de los Diputados pudiendo agravar, aún
más, aquella situación de desorden público, convirtiéndolo en otra cosa ostensiblemente peor.
Aún siendo discutible su decisión,
no la discutiré pues ha sido a juicio de un Juez y, precisamente, nuestra
Constitución, de la que son representantes máximos Diputados y Senadores, dice
que debemos respetar sus sentencias aunque, esta nos parezca que vaya contra derecho pues, lo que la policía evitó fue la toma del
Congreso y el posible ataque a la integridad física de los Diputados.
Es cierto que no se llevó a cabo y por lo tanto se evitó el delito pero, la intención era otra. Es, por ejemplo, como si se archivase la causa contra el joven que pretendía volarla Universidad de
Baleares por que la policía le detuvo antes de hacerlo. Su intención era
dinamitarla y por ello, se le detiene y juzga.
Es cierto que no se llevó a cabo y por lo tanto se evitó el delito pero, la intención era otra. Es, por ejemplo, como si se archivase la causa contra el joven que pretendía volar
Los jueces no están para
ejemplarizar mediante Autos Judiciales y mucho menos para ser parte interesada,
mediante sus juicios de valor, ni de los acusados ni acusadores.
No ha sido el caso del Sr. Juez
Pedraz ya que, según el Auto, parece compartir y glosar la opinión de los
manifestantes a los que debía juzgar. Y mete en el mismo saco a políticos y
manifestantes.
No es de extrañar que en la última
encuesta del C.I.S, los jueces solo consigan un 58% de la confianza ciudadana,
un tanto por cien muy por debajo de Bomberos y Policía.
Apuntaba maneras el Sr. Pedráz
cuando defendió contra viento y marea al Sr. Garzón. Hoy quiere ser su
heredero. Un juez estrella, un juez polémico. Una llamada de atención al
Consejo de Poder Judicial. Determinadas actuaciones no caben en el buen
ejercicio de la judicatura, como no cabrían en el ejercicio de la profesión
policial. Como ciudadanos cualquiera puede decir, hacer, militar en lo que quiera,
pueda y no sea delito. Jueces, Policías, Militares y Guardias Civiles tienen
que ser apolíticos y asépticos en el ejercicio de sus funciones. Para ellos, su afinidad política tiene que quedar en el ámbito de lo privado.
O se es el Juez Pedráz, o se es el Sr. Pedráz.
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