sábado, 12 de diciembre de 2015

Para África.


Extendió sus manitas tan perfectas, tan diminutas, como los de una muñeca. Los dedos largos y rosados.
               Instintivamente le ofrecí mi dedo índice para que lo asiera, como así ocurrió. Su manita cálida, agarró con fuerza mi dedo: sorprende que una personita tan pequeña demuestre tal fuerza.
               Sus ojos, aunque tan solo tenía unas horas de vida, permanecían abiertos, quizás buscando quién era ella misma, quizás, sin verlo, su futuro.
               Por un instante creí que fijaba su mirada en la mía. Sabía perfectamente que los bebés recién nacidos no ven ni distinguen personas de objetos, pero sus ojos tenían tal profundidad e intención que sin darme cuenta me hundí en aquella mirada intentando entender lo que querían expresarme.
               Su mirada interrogaba. Era como si me preguntara por ella misma. Como si quisiera saber qué sería y haría. Impaciente, inquisitiva como solo los bebés saben serlo.
               Sin darme apenas cuenta comencé a hablarle, bajito, en un susurro que, de tan cerca, mis labios al tiempo la besaban.
               Serás feliz, serás hermosa, a veces llorarás desconsolada, otras reirás. Un día cogerás la luna y bailarás con las estrellas. Y subirás tan alto como los vientos juguetones quieran. Cantarás canciones, Jugarás hasta caer rendida. No querrás ir a dormir para que no terminen los días. Te gustarán las flores, los pájaros y las mariposas. Te entretendrás con un rayo de sol que entre por la ventana, lo atraparás con las manos e intentarás guardarlo en el armario para sacarle por la noche y que ilumine tus sueños. Te esconderás tras las cortinas y cuando te encuentren, te taparás los ojos con tus manitas y así ya no te verá nadie ¡Tris! ¡Tras!
               La magia, la luz, los vientos. Hasta la lluvia serán tus amigos…
               Comerás caramelos, te gustarán los pasteles. Repartirlos con mi perro. Te caerás cien veces al suelo y te levantarás doscientas, que siempre es mejor levantarse dos veces.
               Te gustarán los lápices de colores. Probarás la plastilina, sobre todo la amarilla, hazme caso, es la que está más rica. Te gustarán los ratones, los gatos, el perro de aquella esquina, una rana saltarina y hasta querrás tener una amiga salamandra. Las canicas de cristal, los botones y alfileres de colores. Una piedra del camino, el papel de un bombón, las cintas de tu vestido y las cuentas de ese collar que rompiste tú. Tesoros entre tus dedos, joyas en tu bolsillo.
               Repetirás mil veces que un murciélago es un murciégalo y te enfadarás si no te decimos que, si.

Y…Crecerás. Crecerás y verás que fue verdad todo lo que hoy te digo.

18-11-2015



               

1 comentario:

  1. Tus palabras están llenas de luz, de inocencia, de verdad.
    La felicidad es mucho más sencilla de lo que a veces queremos ver. Y qué bien se ve en los ojos de un niño...

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